La primera clase de Yoga es una experiencia que no se olvida.
Aunque cada persona la vive de manera distinta, siempre queda una sensación especial que marca el inicio de un nuevo camino.
Algunas personas llegan con curiosidad, otras con nervios, dudas sobre la práctica.
El Yoga es un buen aliado ante las inseguridades porque solo nos invita a estar presentes sin expectativas.
Cuando entras por primera vez a una sala de Yoga lo primero que llama la atención es el ambiente. La luz, la calma, el aroma…
Es una experiencia diferente a cualquier otra que hayas vivido. Una primera clase de Yoga suele generar un gran impacto porque no estamos acostumbrados/as a detenernos en el día a día, respirar, movernos de forma consciente.
A medida que empieza la clase cada persona descubre algo distinto. La primera sorpresa es descubrir lo exigente que puede ser, mantener una postura aunque parezca sencilla, durante segundos o minutos.
Otras personas sienten alivio inmediato al encontrar un espacio donde pueden respirar profundamente y sin prisas. Se produce un cambio en nuestra manera de respirar desconocido hasta ahora.
También toman conciencia de que su cuerpo está más rígido de lo que pensaba, aunque no es un obstáculo para la práctica, sino el punto de partida para progresar.
A menudo suelen entrar dudas sobre si lo estamos haciendo bien. Lo mejor de todo es que en Yoga, no es lo que nos preocupa. No se busca la perfección. Buscamos prestar atención a cómo responde el cuerpo y cómo se siente la respiración.
Esa diferencia es la que convierte al Yoga en un práctica personal. Cada movimiento y sensación es único. Hay tantas prácticas como personas.
Al final de la clase llega la relajación en Savasana. Es uno de los momentos que hacen que el Yoga sea único. Parece sencillo. Tumbarse, cerrar los ojos, respirar en calma, dejar nuestro cuerpo y nuestra mente libres y sueltos.
Hay muchas maneras de vivir Savasana. Puede ser la mejor postura de todas o la más difícil. Lo que puedo asegurarte es que algo cambia en ti después de realizarla.
Una primera clase de Yoga no se mide en flexiblidad, fuerza, equilibrio o concentración. Se trabaja todo ello, pero lo que nos interesa, es cómo sientes tu cuerpo, tu mente, las emociones.
El Yoga abre una puerta nueva y tú decides si quieres cruzarla. Ten por seguro que te llevará algo bueno. A veces solo hay que esperar a que llegue el momento adecuado.
Si nunca has practicado Yoga no necesitas experiencia previa para realizar tu primera clase. Tampoco necesitas una condición física ni edad.
Tu disposición para escucharte, moverte y observar. Dejarte llevar será la clave para disfrutar en todo momento.
El factor común en una primera clase es un viaje hacia tu interior y un cambio a partir de ese momento en adelante.
La primera clase de Yoga no es una prueba de capacidad ni para demostrar nada. Es una experiencia en la que darás un primer paso.
Puedes descubrir calma o energía. Sentimientos encontrados pero que te hacen sentir bien.
Es verdad que con una primera clase, puede que no sea suficiente para apreciar, todo lo que el Yoga puede hacer por ti. Lo importante son las ganas de seguir explorando este nuevo camino.
Aquí te dejo un video de mi canal de Youtube, que puedes practicar tanto si es tu primera clase, como si ya eres practicante.
¡Ánimo y Feliz práctica!
Si quieres participar en alguna de las actividades citadas o deseas conocernos asistiendo a una clase, te esperamos en el Centro de Yoga PADMASANA | Yoga Pamplona | Yoga Berriozar | Yoga Navarra